martes, 26 de abril de 2005

Asia en Caracas

Recibí la invitación de los organizadores del concierto de Asia en Caracas (WaterBrother), para ser el telonero, cuestión que más que emocionarme, me aterra, por esa tradición fatídica que hay en Venezuela de maltratar, ignorar, criticar y vejar al artista nacional, a veces con razón, puesto que, para bajar los costos del concierto, en conocidas y repetidas oportunidades anteriores, los empresarios consiguen montar en la tarima a cualquier cosa que se mueva y 'entretenga' a los asistentes: craso error.

Voy a recordar algunas de las canciones que grabé con el Témpano de esos pop ochentas, y un par de temas del veintiúnico disco que hice como solista en Los Ángeles en 1997. El concierto es el 3 de mayo del 2005 en el teatro Teresa Carreño de Caracas, sala Ríos Reyna, para más información entren en www.waterbrother.com.

Les aclaro que el Asia que viene no es el original, pero al menos conservan a uno de sus fundadores, el señor Geoff Downes, el resto de la banda son músicos de respetada trayectoria y de reconocido talento, entre ellos, Chris Slade, quien recientemente fué baterista de ACDC y en los sesenta estuvo en la banda del tigre de Gales, Tom Jones, entre otros.

Asia actualmente son:
John Payne: Bass, Vocals, Geoff Downes: Keyboard, Chris Slade: Drums, Guthrie Govan: Guitar

Los organizadores me pidieron una bigrafía, y como todavía no tengo un biografo oficial, escribí, para el programa de mano, mi autobiografía.

Espero verlos allá.

Autobiografía

Quedaba sellado con cal y canto, en un paseo dominical de mi infancia, una de mis primas que nos visitaba de Canarias lo dijo con voz clara, como una profecía: “vas a ser cantante”.

Entonces vino la coral del colegio, la de la primaria y luego la del bachillerato, e inmediatamente después, Los Beatles y el rock and roll, y mi primer grupo de rock, “Potencia”, escribíamos ya nuestras propias canciones, con toda la influencia que traíamos de los setenta.

Y así comenzó la década de los ochenta, así nos agarró la noche caraqueña y empezamos a deambular por los bares y tugurios con la música a cuestas, a veces de otros, a veces nuestra, después hice una especie de audición con un ya famoso grupo venezolano: “Témpano”, y comenzó lo que sería el final de una temporada por el pop, en la década más añorada por los artistas venezolanos.

En los noventa se hizo un largo ‘mutis’ en la movida musical, terminamos un contrato que teníamos con una disquera trasnacional y grabamos un último disco con otro nombre: “Póster”, Témpano se disolvía, hasta nuevo aviso, pero la mencionada casa de discos me ofreció un contrato que firmé, y con un retraso de casi cuatro años pude grabar mi primer disco como solista en Los Ángeles, California, “Alexis”, del que sonaron dos o tres temas en la radio, pero el contrato se venció en tiempo, y la continuidad, también.

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martes, 5 de abril de 2005

El Papa Negro



En 1978 la elección de un Papa polaco en el Vaticano fue una extraña decisión, tomando en cuenta que la iglesia esta dividida en por lo menos dos poderosos bloques, el bloque italiano y el bloque hispanoamericano, Karol Wojtila fue el punto medio.

No fue solamente Nostradamus quien escribió acerca del advenimiento de un Papa negro en este nuevo milenio, leyendo el blog de Khandika en estos días, apareció el nombre de San Malaquías (Malachy O’Margair), un monje irlandés del siglo VI, quien era considerado un profeta, arzobispo de Armagh, Irlanda, su ciudad natal, y quien tuvo varias visiones acerca de la sucesión de los Papas en la turbulenta historia de la iglesia.

Según San Malaquías, habrá 111 Papas “que se sucederían hasta el fin de los días”, y a cada uno de ellos le otorgó un lema, marcas que se han venido cumpliendo con cada uno de los Papas a través de los siglos: el lema de Juan Pablo II fue el de “Labore Solis”, el trabajo del sol, según algunas fuentes, y según otras fuentes, Karol Wojtila nació un día de eclipse total de sol, y podría interpretarse como el ‘parto del sol’.

El siguiente Papa, según San Malaquías es “de Gloriae Olivare” (la gloria del olivo), o el penúltimo Papa, pues según sus profecías el último Papa, el numero 112 es nacido en Roma y se llamará Pedro.

"En la última persecución a la Santa Iglesia Romana ocupará la silla el último Papa, Pedro el Romano, (Petrus Romanus, Papa, nº 112), que habrá de apacentar a sus ovejas padeciendo muchas tribulaciones, pasadas las cuales la Ciudad de las Sietes Colinas (Roma) será destruida y juez tremendo vendrá a juzgar a su pueblo". (San Malaquías)

Albino Luciani fue nombrado Papa en 1978, antes de Karol, y era llamado “el Papa bueno”, el Papa 109 según San Malaquías, ‘de Medítate Lunae’ (de la media luna), se dice además que la iglesia por esos días mantenía un oscuro nexo con la mafia, a través de una conexión financiera, este Papa quiso entonces realizar profundos cambios en la iglesia desde sus raíces, sin embargo el papado de Luciani solo duró 33 días, murió misteriosamente mientras dormía. Se dice que murió envenenado.

"Aquél que estará cubierto con la capa, será inducido a algún caso examinar. Los doce rojos mancharán el mantel, y un crimen será cometido". (Nostradamus)

El único cardenal africano entre los llamados ‘papables’ es Francis Arinze, de Nigeria, quien además era muy cercano a Juan Pablo II, ¿será Arinze el Papa Negro?.

sábado, 2 de abril de 2005

De muerte lenta



Esta frase, que da titulo a este ‘post’, se usaba mucho en los años setenta para describir algo que era muy ‘cool’ o muy ‘chévere’(para utilizar una palabra autóctona venezolana) y aunque esta en desuso, no hay mejor momento que este para utilizarla, pero textualmente.

La terrible agonía del Papa Karol, la muerte de Terri Schiavo, los años de lucha feroz en silla de ruedas del famoso actor Christopher Reeve y el oscar que acaba de ganar la película ‘Mar Adentro’, son los ejemplos más recientes de que la muerte es un personaje que esta entre nosotros, moviéndose al azar, escogiendo a dedo sus víctimas, o impidiendo que el destino decida que es mejor, morir, vivir, o quedar suspendido en el medio de ambas vertientes, es aquí donde el ‘libre albedrío’ pasa a actuar en su rol principal: somos los únicos responsables de nuestra propia vida, mientras estemos en facultad de los cinco sentidos que nos dan dirección, carácter y poder para decidir que hacer en un momento crítico, como el terrible momento que hemos tenido que presenciar en cada uno de estos casos, y en los que hemos tenido que vivir en carne propia con familiares o amigos alguna vez.

Mi abuela Irene Benita Hernández Hernández (tata), murió en los años noventa por una complicación que surgió a raíz del mal de parkinson, enfermedad que empezó a afectarla, a ella y a nosotros, a mediados de los ochenta.

Mi abuelo José Domingo Márquez Montilla sufrió un accidente cerebro vascular y el medico decidió, de acuerdo con los familiares, cortar los cables que lo mantenían vivo, pero completamente muerto a nivel cerebral, decisión justa para el.

Mi abuelo Francisco Peña Quintana murió el año pasado de un infarto, mientras dormía, tenía casi noventa años y estuvo en la guerra civil española.

Cuando veo las imágenes del Papa polaco, no dejo de acordarme de cómo iba cambiando la expresión del rostro de mi abuela Irene a medida que la enfermedad avanzaba, esa misma expresión que veo en las imágenes de Karol, de angustia, de rabia por no poder domar ese potro salvaje que es la muerte, la naturaleza humana.

Quiero dejar esto escrito responsablemente, porque es mi deber dar a conocer mi opinión acerca de lo que yo decidiría, si por cosas del destino, la parca me escoge a mí para quedar en un limbo como el de Terri Schiavo, o como el del gallego que interpretó de forma genial el señor Bardem, que sirva incluso como prueba, si no tengo tiempo para escribir mi testamento: por favor, corten el cable, la manguera, o cualquier hilo que me mantenga unido a una agonía que no será solo mía, sino también de los familiares o allegados que van a tener la valentía y el coraje de encargarse de darme masajes y untarme cremas para que no me seque, si he de vivir, que sea conciente, si he de morir, que sea dignamente.