Ignominia
'Los hombres pueden parecer detestables en cuanto sociedades anónimas y naciones; podrá haber seres serviles, locos y asesinos; pero el hombre, en su ideal, es tan noble y resplandeciente, tan grandiosa y refulgente criatura, que todos sus semejantes deberían correr a hechar sus vestiduras más preciosas sobre cualquier mancha ignominiosa que haya en el.'
'Esa virilidad inmaculada que sentimos dentro de nosotros, tan en lo hondo que permanece intacta aun cuando parezca perdido todo el caracter exterior, sangra con la más penetrante angustia ante el espectáculo desnudo de un hombre hundido en su valor.
'Ni aun la propia piedad, ante una visión tan vergonzosa, puede ahogar del todo sus reproches hacia las estrellas que lo consienten. Pero la augusta dignidad de que trato no es la dignidad de los reyes y los mantos, sino esa dignidad sobreabundante que no se reviste de ningún ropaje.'
'La veréis resplandecer en el brazo que blande una pica o que clava un clavo; en esa dignidad democrática que, en todas las manos, irradia sin fin desde Dios, desde Él mismo, el gran Dios absoluto, el centro y circunferencia de toda democracia; ¡Su omnipresencia, nuestra divina igualdad!'.
Tomado de 'Moby Dick' de Herman Melville (1819/1891).
'Esa virilidad inmaculada que sentimos dentro de nosotros, tan en lo hondo que permanece intacta aun cuando parezca perdido todo el caracter exterior, sangra con la más penetrante angustia ante el espectáculo desnudo de un hombre hundido en su valor.
'Ni aun la propia piedad, ante una visión tan vergonzosa, puede ahogar del todo sus reproches hacia las estrellas que lo consienten. Pero la augusta dignidad de que trato no es la dignidad de los reyes y los mantos, sino esa dignidad sobreabundante que no se reviste de ningún ropaje.'
'La veréis resplandecer en el brazo que blande una pica o que clava un clavo; en esa dignidad democrática que, en todas las manos, irradia sin fin desde Dios, desde Él mismo, el gran Dios absoluto, el centro y circunferencia de toda democracia; ¡Su omnipresencia, nuestra divina igualdad!'.
Tomado de 'Moby Dick' de Herman Melville (1819/1891).
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