sábado, 21 de agosto de 2004

Quino: "Me gusta la sopa"

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Joaquín Salvador Lavado (1932), Quino, cumple 50 años dibujando y en Buenos Aires se organizó una exposición para homenajearlo.

El corresponsal de la BBC en Argentina, Martín Murphy, conversó con el dibujante sobre la sopa, el mundo actual, Mafalda y Los Beatles.

¿Qué significa para usted que se haga una exhibición de los 50 años de su trabajo?

Es muy entendible hoy cualquier material que haya dibujado hace 30 o 40 años
Significa ver mi propia obra desarrollada desde que se publicó mi primer trabajo hasta el día de hoy y me sorprende ver que muchísimo, para no decir toda la temática, sigue muy vigente y es muy entendible hoy cualquier material que haya dibujado hace 30 o 40 años.

¿Creyó cuando estaba comenzando que algún día iba a estar celebrando estos 50 años de su trabajo?

No. No tenía la menor idea. Pero no creí tampoco que llegara a ser un dibujante más o menos conocido, como lo soy en este momento.

¿Cómo se define usted? ¿Cómo dibujante, como humorista? ¿Todo eso?

Todo eso. Lo que pasa es que humorista es un poco más amplio que simplemente hacer reír, ¿no? Creo que implica tener un enfoque. No por nada se dice que uno está de buen humor o de mal humor. Un enfoque más amplio de la realidad que nos circunda.

Todos recordamos sus personajes históricos: Mafalda, Guille, todos ellos. Hoy en día, ¿qué es lo que usted dibuja?

Dibujo lo que ha dibujado en estos 50 años: páginas de humor, chistes sueltos, porque yo cuando empecé con Mafalda llevaba ya once años publicando humor, y mientras hice Mafalda jamás dejé de hacer ese tipo de páginas. Siempre lo he hecho.

¿Para usted dibujar es un trabajo o es algo que disfruta?

No. Es un trabajo como es el de un bailarín, como el de un pianista. Para hacer esto bien hay que dedicarle todo el esfuerzo cada día, ocho o nueve horas.

¿En quién se inspiró usted, si es que se inspiró en alguien, para crear a Mafalda?

Me pidieron, porque no fue idea mía hacerla, que tuviera algo de "Peanuts" (la tira cómica creada por Charles Schulz), pero que, a diferencia de "Peanuts", fuera una familia donde hubiera adultos.

Entonces me compré todos los libros de "Peanuts" que en ese momento conseguí en Buenos Aires y los estuve observando a ver Schulz qué es lo que había aportado de nuevo y por qué tenía tanto éxito en ese momento.

Y, como siempre que uno empieza una cosa, tiene que elegir un maestro y Schulz fue mi maestro en este tipo de cosas, porque yo historieta con personajes fijos no había hecho nunca. Yo siempre hice humor con personajes que de un dibujo a otro cambiaban.

¿Alguna vez pensó en ponerle algún otro nombre que no fuera Mafalda?

No, estaba condicionado porque iba a ser para una campaña de publicidad para un producto que se llamaba Mansfield, y entonces tenía que tener más o menos algunas de las letras de esa marca.

¿Por qué cree que Mafalda ha trascendido internacionalmente? ¿Por qué cree que ha sido publicada en países tan lejanos como la China, por ejemplo?

Porque la temática creo que es común a todos los grupos familiares humanos, estén en China, o en Finlandia, o en América Latina.

Creo que los problemas de relaciones entre padres e hijos, bueno, China es un caso aparte porque pueden tener un solo hijo, pero en el resto del mundo los problemas y los sentimientos que se crean dentro de esos grupos son muy similares en cualquier sitio.

¿Hay algún rasgo de ella o de algún otro personaje que no soporte usted?

No, porque a fin de cuentas los que hacen mis personajes lo dirijo yo. Si no lo soportara no lo hubiera dibujado. Tal vez Manolito, su amor al dinero, es una cosa que yo no aguanto y, bueno, la exacerbé en este personaje.

¿Y su personaje preferido cuál es?

Digamos que si yo hubiera continuado la historieta, los que eran más ricos para continuar eran Miguelito y Libertad.

Muchos piensan en Guille y se preguntan si tiene algo de su propia infancia.

No. Guille tiene todo de un sobrino mío que en esa época tenía dos años, que hoy es flautista, toca en una orquesta sinfónica, y digamos que copié su estilo de niño mal hablado y desfachatado, que era una nueva generación respecto de Mafalda.

Antes hablábamos de Peanuts y Schulz. ¿Hay algún dibujante que sea su preferido?

Siempre he admirado mucho a Ronald Searle (dibujante inglés, 3 de marzo 1920) y me gusta mucho un dibujante francés que se llama Jean Jacques Sempé (dibujante francés, 17 de agosto 1932). Me parecen lo mejor que hay en este momento y desde hace muchos años.

A Mafalda le gustan Los Beatles, ¿usted también es fan de ese grupo?

Si, un fan terrible. Hasta el día de hoy no he sentido a un grupo que transmitiera la alegría que ellos supieron transmitir.

¿Y escucha a algún grupo que esté componiendo hoy en día?

No, la verdad que no. Me he volcado mucho más hacia la música clásica que a escuchar música popular.

¿Escucha música cuando dibuja?

Cuando empiezo a dibujar en lápiz no, porque me distrae la música. La música me gusta mucho, entonces me distrae de lo que estoy haciendo. Pero cuando paso en tinta lo que está dibujado a lápiz, bueno, puedo escuchar mucha más tranquilamente.

¿Piensa jubilarse algún día? ¿Decir "basta, no dibujo más"?

No lo sé. No lo sé, porque tengo ganas de hacerlo. La verdad es que la entrega semanal es una cosa que fatiga bastante. Pero al mismo tiempo, pienso que si veo la revista donde se publica mi material y falta mi página, me voy a sentir muy mal.

¿Qué haría si finalmente se jubila?

Supongo que seguiría dibujando. No con la angustia de la entrega semanal, sino que dibujaría para mi. Y cuando pudiera publicar algo, lo publicaría.

¿Qué dirían Mafalda y sus amigos del mundo hoy en día?

Creo que es lo mismo que estoy diciendo con mis páginas de humor. Porque yo en realidad nunca hice diferencia entre mis tiras de Mafalda y el resto de mi trabajo. Para mi es la misma cosa.

¿Por qué Mafalda odia la sopa? ¿Usted odiaba la sopa también?

Sí, pero en realidad esto era una alegoría a los regímenes militares que tuvimos que soportar en esta parte del Cono Sur.

Porque todo lo que impone normas estrictas y hay que hacerlo por obligación, quita la libertad y eso es muy desagradable.

Lo de la sopa era una alegoría a los regímenes militares que tuvimos que soportar en esta parte del Cono Sur

¿Pero a usted le gusta la sopa o no?

A mi me gusta la sopa, sí. No me gustaba cuando mi madre, cuando era chico, me obligaba a comerla, por supuesto. Como no me gustaba que me dieran polenta o ese tipo de comidas.

A los niños, como es notorio, y lo saben muy bien ciertas cadenas de comidas, nos gustaban las papas fritas, las milanesas y todas esas cosas.

¿Y cuál sería el equivalente político de las papas fritas y las hamburguesas?

Hoy es difícil decirlo. Porque los conflictos mundiales no han cambiado gran cosa, pero la humanidad se encuentra por primera vez enfrentada al hecho de ser gobernada por una sola potencia.

Digamos que el equivalente político de la papa frita no existe.

Creo que alguna vez el mundo encontrará alguna otra vez ideales y encontrará un camino mejor que este capitalismo a ultranza.

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